El restaurante incorpora nuevos platos de inspiración manchega
Chema Ferrer
El origen de los gazpachos manchegos marineros se sitúa a finales del pasado siglo y en la provincia de Albacete. Hay diversas teorías sobre quién fue el primero en cocinarlo, pero lo que está claro es que sucedió en alguno de los municipios que poseen una estrecha relación con la costa, unos miran al mar murciano y otros al alicantino. En concreto, los gazpachos de A Contracorriente, son más de las playas del Postiguet y San Juan, ya que la familia que lo gestiona procede de Almansa, en la linde con el Reino de Valencia. Dejada de un lado las carnes de volatería, caza y caracoles, las viandas son sustituidas por el atún fresco y una tríada de frutos marinos: un cefalópodo como el calamar, un crustáceo como la gamba o el langostino (o los dos), y un molusco bivalvo, como los mejillones o en temporada las clóchinas. A esto se le duma un fondo de pescado que suele prepararse con morralla de pescaditos de roca.

Torreznos de Soria.
En esta segunda parte del invierno en la que estamos es una buena opción degustar esta revisión del gazpacho manchego tradicional, que ya saben que en A Contracorriente lo bordan. Acudí a la llamada de Pedro García, hacedor del restaurante, para que disfrutara de la novedad. Y así fue, servidos sobre la tradicional torta de pastor o cenceña (que espizcada conforma el propio gazpacho), es de horno tradicional, imprescindible. Luego, muy jugosos los mariscos y el atún, cocinados con mano izquierda para que no se deshidraten. Los gazpachos tradicionales están en carta por 13,90 y los marineros por un euro más. Ahora, con los temas pandémicos se pueden servir sobre tortitas individuales si se desea, en vez de verter la cazuela gazpachera sobre una gran torta, como habitualmente se hace.
Cordero lechal y otras novedades
La calidad de los ingredientes que utilizan, la singularidad de muchas de sus recetas y ese toque casero incuestionable han provocado que me convierta en un habitual del restaurante. Además, al estar situado en la Gran vía, cerca de la bocacalle de Ruzafa, me viene de perlas cuando vas al centro o vuelves de él en esta parte de la ciudad. La carta ha incorporado novedades con el cambio del año. Hay Torreznos cocinados al estilo de Soria, de cerdos negros de raza duroc y aliñados con ajo morado, un Canelón de Pollo y Trufa que es un primor, y luego las nuevas entradas en las carnes, el Carré de Cordero lechal y la Paletilla…, extraordinarios. Me despido con dos recomendaciones más: el Arroz de puntillicas que sirven los martes en su menú (completo por 13,90€) y las croquetas caseras, las de jamón ibérico y las de bogavante.
Gran Vía Marqués del Turia, 15. Valencia.