Firme apuesta por la calidad diferenciada en sus vinos
Chema Ferrer
Montesanco, ubicada en el término de Requena, renace de la mano de la familia Cotino-Sancho teniendo como objetivo poner en valor un viñedo centenario prefiloxérico de bobal y otro de macabeo de calidad. Gracias a esta iniciativa, la bodega de Finca Casa la Viña es ya un patrimonio histórico recuperado. Son 30 hectáreas de viñedos antiguos en ladera y 15 más en terrazas con muros de piedra seca. Todas ellas rodeadas de bosques, olivares y almendros mostrando parajes de una gran belleza y junto al Parque Natural de las Hoces del Cabriel.
Una de las premisas en la recuperación de la finca fue someterla a los usos y tiempos de la agricultura biodinámica. Una definición de esta sería el practicar sobre el agro normas que incluyen aspectos éticos, ecológicos y en equilibrio con los ciclos de la naturaleza. Así, el vino biodinámico se elabora con un conjunto de prácticas agrícolas que contemplan la finca o el viñedo como un organismo. El ecosistema funciona como un todo, creando un sistema autosuficiente donde únicamente se utilizan materiales naturales en sus suelos y únicamente compost para sustentar las cepas. Los fertilizantes químicos y pesticidas están prohibidos por el bien de la fertilidad del suelo. Otro de los aspectos más conocidos es seleccionar las tareas a realizar según los tipos de días en los que se divide el calendario: los días de raíces, los de las flores, los días de frutos y los de las hojas. Cada uno de estos días tiene ciertas tareas asociadas que reflejan los cuatro elementos clásicos de la Tierra. La agricultura biodinámica también busca la sostenibilidad, o dejar la tierra en tan buenas o mejores condiciones como las encontraron, una garantía para las generaciones futuras.
Los vinos Món
Además de un cava, que vio la luz las pasadas Navidades, Montesanco elabora un blanco y un tinto, de macabeo y bobal respectivamente. Món Macabeo se elabora con las viñas de una parcela cuyas viñas tienen más de medio siglo de antigüedad, baja producción y vendimiada al amanecer. El fermentado pasa por un trabajo de lías que le acaba de conferir su carácter único. Luego, el Món Montesanco Bobal es un vino procedente de viñas centenarias situadas a 731 metros de altura. Las uvas son vendimiadas a mano con posterior paso por mesa de selección en bodega. Para su elaboración se realiza una maceración prefermentativa de cinco días, iniciando la fermentación alcohólica a través de levaduras ecológicas. Una parte de la fermentación alcohólica se realiza en barricas de roble francés. Después, trasiego a barricas nuevas donde se inicia la fermentación maloláctica para, más tarde, iniciar la crianza en estas mismas barricas durante un año aplicándosele la técnica de bâtonnage.