Vicente Pliego y Hugo del Pozzo, dos mejicanos que se enamoraron de la Ribera del Duero y del carácter de su uva tempranillo, decidieron fundar Pinea tras valorar el potencial de la región. Las once hectáreas de viñedos elegidas, ya en propiedad, estaban ya plantadas desde hace más de 30 años.
Estas están ubicadas cerca de las localidades de Olmedillo de Roa y Villatuelda (Burgos), en el corazón de la Ribera del Duero y a una altitud promedio de 900 metros sobre el nivel del mar. A esta altura las viñas se benefician de casi 360 grados de exposición y de la riqueza de diferentes tipos de suelo, pero generalmente son suelos de arena con abundante presencia de piedra caliza. Es muy importante el equipo técnico y de campo que los fundadores han escogido para crear los vinos de Pinea, liderados por el prestigioso enólogo, Isaac Fernández.
Hay que poner en valor el trabajo realizado sobre el Pinea 2017, elaborado que surgió del propósito de los fundadores de hacer un vino a la altura de los mejores del mundo. El nombre nace inspirado por un hermoso y majestuoso árbol Pinus pinea, probablemente uno de los más grandes y antiguos de la región que, rodeado de viñas viejas ha sido testigo de siglos de historia. Con dos años de barrica francesa, es un vino egregio, complejo y equilibrado, y que pone en valor todo el potencial de los tempranillo de larga crianza en Ribera del Duero. En lo más alto.