La bailarina Carla Marco Martínez nos habla de la relación entre la danza y la nutrición en la actualidad
CyB
La joven valenciana de 25 años lleva alrededor de 3 años de su carrera en México trabajando con artistas de gran renombre como Danna Paola, Justin Quiles, Piso 21 y otros. Hoy nos da su perspectiva sobre qué está pasando en el mundo de la danza en relación a llevar una buena alimentación.
«Los bailarines profesionales somos artistas y también que entrenamos a un alto rendimiento físico. Durante nuestros períodos de entrenamiento y ensayos, pasamos horas llevando nuestro cuerpo al límite de diferentes formas: elongaciones, saltos, periodos intensos de cardio, intervalos de descanso y actividad que conllevan enfriamiento y estímulo constante, etc. En un día de filmación podemos estar en jornadas laborales de más de 12 horas, y en una gira podemos tener conciertos casi a diario, a la vez que viajamos y dormimos muy poco.” explica Marco.
Es evidente, que este estilo de vida necesariamente requiere una buena alimentación pero, ¿sabemos a qué nos referimos con eso? La controversia más grande que se encuentra con este tema está relacionada con los cánones de belleza actuales. Afortunadamente, esto está evolucionando y cada vez hay más diversidad en el mundo artístico, pero la sociedad sigue teniendo unos estereotipos predominantes en este área de trabajo. Hay ramas más conservadoras, como la danza clásica, y otras que son mucho más inclusivas, como el vogue y toda su cultura. Carla Marco apostilla, “El problema está en que, muy a menudo, en el mundo comercial, se sigue dando prioridad a cuerpos que encajan con una imagen específica. Esto provoca que muchos bailarines y muchas bailarinas terminen deteriorando su relación con la alimentación y empiecen a pensar que deben perder peso o verse de cierta forma y encajar debido a la desinformación que hay en el campo de la alimentación”.
Las consecuencias de esto son múltiples y están más normalizadas de lo que pensamos. Carla afirma que, “Ser artista ya es complicado de por sí: es una carrera en la que no son tan comunes los proyectos a largo plazo que te dan estabilidad, hay mucha competencia, no hay tantas ofertas laborales y a menudo las condiciones no son óptimas y toca pelear por ellas. Si a esto se le suma la presión social por verse de cierta forma, no es de extrañar que muchos bailarines y bailarinas tengan trastornos en su alimentación y que se encuentren en constante conflicto con comer bien y verse bien. Dos conceptos que en ningún caso deberían estar en contraposición”.
El trabajo bajo presión y las lesiones
¿Qué pasaría si un bailarín o bailarina deja de alimentarse bien y sigue exponiéndose a largas jornadas de trabajo o entrenamiento? Su cuerpo no va a estar físicamente preparado para soportar la intensidad de su actividad y el cansancio y estrés se van a incrementar considerablemente. La bailarina es rotunda, “Cuando estamos bajo esta presión, no podemos rendir al máximo y se vuelve muy probable que suframos de alguna lesión. Este bucle es peligroso, ya que trabajamos con nuestro cuerpo, y un periodo de inactividad por estar en recuperación también llega a ser muy duro en términos de salud mental y estabilidad económica. En mi opinión, es complicado adaptarse a un mundo que todavía está aprendiendo a abrirse, pero no por ello tenemos que perdernos a nosotros mismos. Nuestra propia autoaceptación debería ser el primer paso para poder optar a una vida saludable en la que nuestra alimentación sea una prioridad y no un conflicto a nivel emocional. Es esencial ser nuestros propios mejores amigos y cuidar nuestro cuerpo para que pueda trabajar de manera óptima y para que estar en nuestra mente tampoco se convierta en un castigo. Y por supuesto, es muy importante saber cuándo pedir ayuda. Si tienes dudas sobre cómo tener una buena relación con tu alimentación y tu cuerpo en esta industria, mi mejor consejo sería que contactes a algún profesional de confianza en el campo de la psicología, nutrición y/o entrenamiento físico. Recibir información de calidad es indispensable para poder desarrollar una buena relación con nuestro cuerpo y nuestra mente. El mundo de la danza es un mundo muy gratificante y muy bonito, pero requiere de fortaleza interna. Saber lidiar con estas cuestiones y encontrar un equilibrio puede marcar un antes y un después en nuestras vidas y en nuestras carreras.»