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 In Frutos de la Tierra

Los premios avalan la pasión moixentina por el agro

Chema Ferrer

Una vez más, los aceites de oliva virgen de Moixent vuelven a ser reconocidos internacionalmente por su calidad. Ha sido una medalla de oro la que se le ha concedido en Atenas, en el Athena International Olive Oil Competition.

La Cooperativa Sant Pere de Moixent, fundada en 1951, aglutina a casi la totalidad de la producción municipal y parte de las colindantes de olivos y vides. Son casi mil socios y unas 5.000 hectáreas de olivar y viñedo sitas en la comarca de La Costera, zona con mayor concentración olivarera de Valencia. Los olivares situados en esta comarca se sitúan a más de 350 m. de altitud sobre el nivel del mar y reciben la influencia del mar Mediterráneo. La variedad principal de la que proceden sus aceites es la grossal, variedad que solamente se da en estas comarcas, por lo que se puede considerar autóctona. También prosperan otras variedades, como las blanqueta, picual o arbequina. La característica del olivar es la típica del olivar de interior y montaña, olivar en terraza y de baja producción, por lo que su producción se resume en aceites de alta calidad diferenciada. La bodega Sant Pere de Moixent encarna la revolución de las cooperativas de vinos en la búsqueda de una identidad propia y adecuada a las exigencias del mercado en este IIIer. Milenio.

El concepto del cooperativismo en la producción de vinos se inició en Francia tras el auge de la producción vitícola tras la plaga de la filoxera a finales del XIX. A España también llegó, arraigando con fuerza en la década de los cincuenta del pasado siglo. Esencialmente, estas estructuras de explotación de la bodega tenían dos misiones, la elaboración comunal del vino por parte de los agricultores con la consiguiente reducción de costes y homogeneización de la calidad y por otra parte la comercialización conjunta, cosa que en España se tradujo también a la explotación del aceite de oliva. La ventaja más importante para el agricultor era la mayor remuneración de la producción de su viñedo y olivar. Pero no todo fueron alegrías, los precios del vino cayeron, sobre todo los graneles, el consumo de vino embotellado decreció al tiempo que la exigencia de calidad de los consumidores era cada vez mayor (cosa que estaba reñida con producir la mayor cantidad de kilos de uva por viña). Había soluciones, como la exportación o la implementación de estructuras en la bodega que permitieran abrir nuevos canales de comercialización y parejo a ello la mejora de los vinos producidos, una labor que debía hacerse desde la cepa. La Cooperativa Sant Pere de Moixent inició un duro camino en solitario, confiada en el esfuerzo del agricultor y apoyada en la producción de sus excepcionales aceites de oliva. La bodega posee un extraordinario patrimonio de depósitos de hormigón y con ellos se empezó a hacer un gran trabajo. Y así se llegó a una nueva etapa que se abrió en 2017, más de sesenta años después de su fundación.

Plata del Casino de Madrid para el tinto Vinyes Velles

Otro reconocimiento para los vinos de Moixent en el prestigiosos concurso del Casino de Madrid. Y es que a los dos vinos de la bodega, el blanco Sant Pere a base de macabeo y malvasía y el tinto Sant Pere con un ensamblaje de tempranillo, monastrell y merlot se le unieron los blanco y tinto subtitulados como ‘Vinyes Velles’, vinos procedentes de los bancales con cepas de más edad, con otras variedades ensambladas. Son vinos de mucha más enjundia, aunque el procedimiento es el mismo: vendimiado a mano, despalillado total, fermentaciones en los depósitos de hormigón con levaduras autóctonas, crianza en hormigón y barrica… El blanco une las variedades Pedro Ximénez, macabeo y malvasía, pasa ocho meses en depósitos de hormigón excepto una parte del Pedro Ximénez que fermenta y se cría en barricas de roble americano. El tinto une monastrell y cariñena y pasa ocho meses en los depósitos. A tener en cuenta. Lo de Terres dels Alforins es un sobrenombre, poético y evocador, ya que esta es en puridad la subzona Clariano de la DO Vinos de Valencia. Esencialmente, son vinos de pueblo, a la antigua usanza, los que siempre defendió el ilustre Josep Plá, pero ante los que no hago otra cosa que quitarme el sombrero. Tomen nota: vendimiado a mano, despalillado total, fermentaciones en los depósitos de hormigón con levaduras autóctonas, crianza en hormigón y barrica para el tinto y de tres meses para el blanco. Los Sant Pere ‘Viñes Velles’, vinos procedentes de los bancales con cepas de más edad, con otras variedades, ensambladas, con su crianza…

En Moixent crece año tras año un sentimiento que en mis mocedades solía percibir en mis numerosas visitas a las regiones productoras agroalimentarias francesas, bien fueran de vitivinícolas, ganaderas, queseras…, el estar orgullosos de ser agricultores, pastores, de sentirse custodios de la tierra, de su carácter eterno y trascendental. Eso se percibe con fuerza en lo que poéticamente se viene en conocer como Terres dels Alforins, y gracias a todos los que en ella están implicados en sus empleos y profesiones. Valencia posee un tesoro en ellas, y lo mejor de todo es que otras comarcas de las tres provincias han tomado ya el testigo. Estamos de enhorabuena, sí.

Los aceites y vinos de Sant Pere están disponibles en su tienda en línea 

Los vinos Sant Pere.

Los vinos Sant Pere.

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