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El restaurante sirve los platos más refinados de la cocina de Oriente Próximo

Chema Ferrer

Al Líbano se le llamó así por el vocablo ‘lubnan’, que se traduce del antiguo fenicio como monte blanco y hace referencia a sus altas cordilleras nevadas. Ese podía ser un secreto de esa tierra levantina del Mediterráneo, pero ya no lo es que su cocina conquista paladares allá donde llega. Esto es fruto del devenir de la historia, de la fusión de costumbres gastronómicas que han ido solapándose durante siglos en la tierra de los antiguos fenicios. El último capítulo que colaboró en su refinamiento y en darla a conocer por todo el mundo fue la creación del protectorado francés del Gran Líbano, tras la desmembración del Imperio Otomano en 1920. Pero, ¿qué hace que la cocina libanesa sea tan atractiva? Fundamentalmente dos razones, representar los pilares básicos de la gastronomía mediterránea y ser una de las puertas de Oriente, con todo lo que conlleva en la inclusión de especias, verduras y hortalizas venidas de Asia.

Sentarse a la mesa en Líbano es descubrir multitud de pequeños platos sobre los manteles, el conocido como mezzé. Estos se sirven en cuencos pequeños, en platillos con raciones de lo más variopinto, repletas de aromas, colores y formas que antes de llegar al paladar ya los hacen apetecibles…, no en vano mezzé significa sabor. Así, en la mesa encontramos diversidad de sabores y texturas: crudo, cocido, crujiente, amargo, dulce, picante, sabroso, crocante…

Cocinado en directo del pan.

Danza del vientre

Habibi ha abierto sus puertas esta primavera en Valencia. Entre sus platos podemos mencionar el famosísimo Tabulé libanés (que nada tiene que ver con el que conocemos en Occidente), la Fattouche, una ensalada de verduras y hortalizas frescas, hummus, Falafels, Yalanchis (hojas de parra rellenas de arroz, perejil, tomate y menta) o el especial Kebbe naie, a base de sémola de trigo y carnes marinadas… Luego le siguen las carnes de pollo y cordero fundamentalmente pasadas por la brasa y plancha, como los pinchos Kefta, los Xix tawk o el famoso pollo adobado Fasenjam. Hay muchos platos que originalmente pueden considerarse vegetarianos, como el Burgul vegetal, el Muhamara (muy recomendable) o la Musaka libanesa. Dato importante, a la entrada del restaurante un panadero cuece el pan que se sirve al momento, a la manera tradicional y delante de los comensales. Como curiosidades, hay vino de la Bekaa y en los postres hay baklava y se sirve la receta ancestral del Arroz con Leche.

Además, el restaurante no duda en ambientar al comensal, no solo por la decoración y disposición de de las mesas y comedores, sino también con el tradicional baile oriental de la danza del vientre, que de tanto en tanto distrae los ojos del plato y la conversación para contemplar el contorneo rítmico de la danzarina. Todo suma, una buena opción para descubrir la histórica cocina libanesa y con una cocina que abre a las 13:00 y que ininterrumpidamente da servicio hasta poco antes de la medianoche salvo los miércoles.

Típico mutabel.

Reservas: 960 714 612
UBICACIÓN:
C/ Isabel la Católica, 22. Valencia
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